En mi experiencia, cuando se habla de construir sitios web, es fácil caer en comparaciones rápidas entre herramientas: WordPress, Wix, Squarespace, y ahora Webflow. Cada una tiene sus méritos y casos de uso, pero lo que realmente distingue a Webflow es su enfoque único. Para mí, Webflow no solo es una herramienta para hacer sitios web; es una plataforma que te da control, flexibilidad y, sobre todo, libertad.
La clave está en su filosofía: code-first, pero sin necesidad de escribir código. Esto significa que tienes todo el poder de un desarrollo a medida, pero dentro de una interfaz visual. Como alguien que viene del mundo de WordPress, al principio me costó aceptar esta idea. Estaba acostumbrado a los constructores visuales como Visual Composer o Elementor, que aunque funcionales, a menudo me hacían sentir atrapado por sus limitaciones.
Comparativa con WordPress: El momento en que me di cuenta de que necesitaba un cambio
WordPress ha sido, y sigue siendo, una de las plataformas más utilizadas para construir sitios web. Durante años trabajé con ella, y aunque me ofrecía muchas opciones, también me generaba frustraciones. Mover un botón en el menú, ajustar una sección o simplemente personalizar algo más allá de las opciones predeterminadas requería un nivel de paciencia (y a veces de hackeo) que parecía innecesario.
Con Webflow, todo eso cambió. Recuerdo mi primera experiencia intentando personalizar un menú en Webflow. Lo que en WordPress me habría tomado una hora de ensayo y error, aquí fue cuestión de minutos. La lógica de Webflow, basada en clases y estilos, me hizo sentir que finalmente tenía el control.
Además, en WordPress siempre había una desconexión entre lo que veía en el editor y lo que realmente ocurría en el front-end. En Webflow, trabajas directamente sobre la versión final del sitio. Lo que ves es lo que obtienes, pero con un nivel de precisión que otros constructores simplemente no alcanzan.
Flexibilidad de diseño: Materializa lo que imaginas
Una de las cosas que más me enamoró de Webflow es su flexibilidad. En otros constructores visuales, es común sentir que estás limitado por las opciones de la plantilla o por el diseño preestablecido. En Webflow, esas limitaciones desaparecen.
Cada diseño que he imaginado, por más complejo que sea, he podido materializarlo en Webflow. Desde animaciones personalizadas hasta estructuras de página únicas, la herramienta me permite tener control absoluto sobre cada detalle del diseño, y eso marca una gran diferencia cuando trabajas con clientes que buscan algo realmente especial.
Entender el código sin escribirlo
Algo que nunca me pasó con otros constructores fue aprender sobre cómo funciona realmente la web. Con Webflow, he aprendido más sobre HTML, CSS y JavaScript que con cualquier otra herramienta, y todo sin necesidad de escribir una sola línea de código.
La forma en que Webflow organiza las clases, los contenedores y las interacciones te obliga a pensar como si estuvieras escribiendo código. Pero aquí está lo interesante: lo haces de manera visual, con resultados inmediatos. Para mí, esto no solo ha sido una ventaja técnica, sino también un punto de crecimiento personal como profesional del marketing. Hoy entiendo mejor cómo funcionan las páginas web, lo que me permite comunicarme de manera más efectiva con desarrolladores y aportar más valor en proyectos complejos.
Eficiencia en proyectos complejos
Hay algo increíblemente poderoso en tener todo el control en una sola herramienta. Con Webflow, he podido gestionar proyectos complejos que antes requerían la colaboración de varias personas o herramientas externas. Desde crear animaciones sofisticadas hasta construir un CMS personalizado, Webflow me ha permitido ser más ágil y eficiente, lo que no solo beneficia a mis clientes, sino también a mi flujo de trabajo como freelancer.
Por ejemplo, antes era común que, para un cambio de diseño importante, tuviera que trabajar con un diseñador, luego coordinarme con un desarrollador, y finalmente revisar si todo estaba funcionando como esperaba. Con Webflow, ese proceso se ha simplificado: puedo diseñar, implementar y ajustar en un solo lugar.
La experiencia del usuario final
Algo que a menudo se pasa por alto al elegir un constructor web es cómo afecta la experiencia del usuario final, tanto en términos de diseño como de velocidad y rendimiento. Aquí, Webflow también se destaca. Sus sitios web están optimizados para buenas prácticas de SEO, tiempos de carga rápidos y estructuras de código limpias.
Cuando construyes un sitio en Webflow, no solo estás pensando en el diseño, sino en cómo ese sitio va a funcionar en el mundo real: cómo lo interpretarán los buscadores, cómo interactuarán los usuarios con él y cómo se comportará en distintos dispositivos.
En mi opinión, lo que realmente hace a Webflow diferente es que no es solo una herramienta, es una experiencia completa que te permite ir más allá de construir sitios web. Es entender cómo funciona la web, crear con una precisión casi artesanal y tener la libertad de llevar tus ideas tan lejos como puedas imaginar.